Akkis nos comparte un texto sobre cómo explorar la Anatomía y fisiología de tu práctica de yoga
Mi primer experiencia con la práctica fue a los 12 años de edad a partir de allí nunca se detuvo, de una manera u otra. Seguido por una carrera en danza, interpretaciones en artes circenses y otras disciplinas físicas. La práctica docente estuvo presente desde temprano también. La fascinación por el cuerpo desde su composición y funcionamiento comenzó a llamar mi atención cada vez más; cómo funciona el cuerpo, cómo se puede potenciar, por qué nos lesionamos, cómo se compone, de qué estamos hechos?.
Mi intención no es decirte lo que sé porque lo he leído y estudiado. Lejos de decirte algo que creo saber, mi mayor deseo es descubrirlo cada día juntos y compartirlo por cualquier medio.
Desplegá tu consciencia
Somos grandes receptores y centros de energía inconsciente-consciente. Sé que cuando comenzamos la práctica, desde el calentamiento con “Surya Namarkar” (“Surya” Sol. “Namaskar” Saludo) o de cualquier manera que comiences la práctica, puedes sentir el incremento de la cantidad de aire entrando por tus fosas nasales, llegando a tus pulmones, ensanchándolos más, haciendo que el músculo diafragma descienda. Tus vértebras obtienen más espacio entre sí, al igual que las costillas. El ritmo cardíaco cambia, cambia la fluidez, el ritmo de tu sangre corriendo por las arterias y venas. Cambia el tono muscular de esas arterias y venas. A medida que vas avanzando en esa práctica comienzas a sentir mayor oxigenación, sientes cómo el aire que respiras pasa de tus pulmones a los bronquios y bronquiolos, esas pequeñas ramificaciones dentro de tus pulmones. Y cómo ese intercambio gaseoso del aire que respiras pasa a tu sangre y a todo tu cuerpo.
De pronto estás muy presente, con los músculos disponibles, las articulaciones más sueltas. No importa si hoy estás más cansado, adolorido y menos concentrado que ayer, hoy estás dando ese máximo, cuando lo dejas ser. Cuando sueltas tus expectativas, tu control, tu “eso” que crees que debes ser…ahí comienza todo. Ahí no necesitamos saber qué dice la última revista de ciencia acerca de tu mente y cuerpo; porque lo estás viviendo y presenciando. Ahí todos somos lo mismo y el acceso a la información es libre.
Nunca está de más documentarnos para saber más o comprendernos más. Sin embargo siento y experimento que nuestra práctica es un laboratorio maravilloso y que nuestro sentir nos abre puertas insospechadas.
Ahora abro una propuesta que podemos compartir; un diario de práctica. Cada vez que termines tu práctica, si sentís el deseo, documentalo. Escribí qué sensaciones tuviste, cómo estuvo hoy tu cuerpo-mente-espíritu. Tal vez podrás encontrarte de manera más profunda y despierta.
Gracias por estar presente.
Calibrá tu energía
Les dejo un ejercicio para poder vivenciar esa experiencia de forma más nítida.
Colócate en una posición cómoda, si acabas de finalizar tu práctica la mente estará dócil y tu cuerpo suelto. Comienza a respirar profundo a través de tus fosas nasales, siente el efecto de la respiración en todo tu ser. No retengas ni evites los pensamientos. Si algún pensamiento o idea llega a tu mente, observalo, reconócelo y vuelve a enfocar tu atención a la respiración.
Ahora, comienza a pasar un escaner mental por todo tu cuerpo. Siente y experimenta tu cuerpo óseo, múscular, tendinoso, cartilaginoso. Visualiza y siente tu sangre, sistema linfático, endocrino (glándulas; pineal, tiroides), tus órganos blandos y vitales (corazón, plulmones, páncreas, riñones, bazo, timo, vesícula, hígado, duodeno, intestino, colón, estómago, esófago, órganos sexuales). No importa si no sabes dónde están y cuál es su función. Visualiza también, tu cerebro, médula espinal, sistema nervioso central y periférico. Siente tus fluidos, tu cuerpo gaseoso.
Ahora comienza a comparar un lado de tu cuerpo con el otro, concientiza cómo se sienten; si un lado está más tenso, relajado, adolorido o bloquedo que el otro. Compara así tus dos lados del cuerpo por cada parte; rodilla derecha con izquierda, hombro izquierdo con derecho, manos, pies, costados de rostro, incluso compara la sensación de apoyo de tu cuerpo sobre el piso de un lado y del otro.
Ahora deja todas las sensaciones ir, sólo respira; respira con cada célula y espacio en tu cuerpo. Por un instante vuelvete mar, cielo, viento, pasto flotando por el viento. Siente el prana, la energía sutil.
Respira…respira…regresa a tu cuerpo, haz ese recorrido de tu cuerpo mental y velozmente. Ahora siente tu piel, tu ropa sobre la piel, tu cabello, tus dedos de manos y pies. Comienza a estirarte y desperezarte, bosteza, pestañea, siente el sabor dentro de tu boca. Tranquilamente preparate a volver, y cuando estés disponible sal de tu posición cómoda y continúa el día.
Gracias por sentirte sin juzgarte ni desear cambiarte.
Namaste
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Sobre Acarantair
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