El yoga y el feminismo llegaron a mi vida medianamente juntos, por eso se me hace difícil hablar de una cosa sin la otra.
Siempre digo que el yoga y el feminismo fueron una bisagra en mi vida. Me dieron las herramientas y la fuerza para (el cliché) tomar las riendas de mi vida y hacerme cargo de mi, de mis deseos, y de mi futuro.
El yoga me enseñó a cuidar y a atesorar mi cuerpo y mi energía. El feminismo me enseñó que nadie tiene derecho, opinión, ni poder sobre mi cuerpo, solo yo.
El yoga me enseñó que todxs somos parte de la misma esencia, que todo merece el mismo amor y respeto. El feminismo me enseñó que las otras mujeres son compañeras, son hermanas, no competencia.
El yoga y el feminismo me alejaron de mucha gente, me rompieron por completo pero, al mismo tiempo, me dieron el regalo más grande: saberme acompañada, saberme parte una comunidad, de una red. Saber que, aún silenciosamente, había un montón de compañeras dispuestas a ayudar, a escuchar, a abrazar. Eso me salvó.
El yoga me enseñó que todo es perfecto como es, el feminismo me dio la fuerza para aceptar mis luchas y crecer.
El yoga y el feminismo no son cosas que se compran o que te pones en una remera. Son modos de ver la vida. Son formas de vivir, de pensar, de amar, de vincularte. El yoga y el feminismo te abren la cabeza al medio para cambiar las estructuras desde donde miras el mundo.
El 8M no es un día para regalar flores, ni para desear feliz día . Espero que muchxs ya lo sepan. Es un día donde recordamos que aún después de tanta lucha, de tantos años, de tanto reclamo, de tanta política, TODAVÍA en el 2022 tenemos mucha lucha por delante. Deseo desde lo más profundo de mí que este 8M sea un día para estar en las calles, abrazarnos, informarnos, para conversar, para leer y debatir entre todes. Porque un mundo mejor solo es posible si la lucha y el trabajo es conjunto.
La enseñanza más reveladora del yoga para mí fue que somos distintas manifestaciones, distintas experiencias de la misma esencia. Solamente nos está costando un poco recordarlo.
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