Publicado el 15/04/2020

¿Cómo transformar lo cotidiano en algo meditativo?

Noe de luleå me trajo este hermoso punto de partida y me enamoró: ¿cómo transformar lo cotidiano en algo meditativo? Así que me puse a pensar: ¿qué lo hace meditativo? Y así escribí estos cinco ítems que les comparto.

Ojalá les lleve muchísima luz, dulzura y amor para observar su cotidiano, observarse a ustedes mismxs, a las personas que lxs rodean, a su comunidad y a este estadío que transitamos y compartimos. Esto también va a pasar.

 

  1. Enfocate en lo que estás haciendo.

Sea preparar una tostada de desayuno, hacer la cama, trabajar en la computadora, ayudar a alguien. Básicamente se trata de que no estés haciendo una cosa mientras pensás en otra, sino enfocar toda tu atención en lo que hacés. Detené el flujo de pensamientos que te abstraen de la tarea y enfocate en la acción.

 

  1. Sé flexible.

Tenías una rutina, un cierto orden en tus actividades diarias y eso cambió. Permití que tus responsabilidades cotidianas cambien de orden, vayan en horarios donde antes no iban. Guiate por tu orden interno: lo que en ese momento estás más aptx energéticamente para hacer. No te empeñes en hacer otra tarea pendiente si en ese momento no fluye.

En el momento en el que te sientas bloqueadx o que la energía no va para ningún lado, desempeñá alguna de esas tareas que te ayudan a poner la mente en blanco. Dejate fluir y a tu nueva manera lo irás haciendo todo. Tranquilx 🙂

 

  1. Si necesitás un break, tomátelo, no te exijas en ser productivx.

Cuando te relajes y te brindes el tiempo y la paciencia necesarios, naturalmente el estado de ánimo que te obstruye va a pasar y vas a volver a la tarea orgánicamente, con mucha más frescura, ideas y energía. Y, sobre todo, ¡con más ganas! Esto incluye permisos emocionales: permitite sentirte como sea que te sientas, sin juzgarte, sin pretender estar de otra manera ni exigírtelo. Y menos que menos, sentir culpa sobre eso. Convertite en observador/a de tu propia experiencia. Observador/a de vos misma. Contemplá tus estados, ritmos, aprendizajes con amorosidad.

 

  1. No te desconectes nunca de tu cuerpo.

La respiración consciente es una manera de mantenerte conectadx. Vi un documental en el que una maestra de yoga hindú decía que la vida era tan larga como lo eran cada una de nuestras respiraciones. Estamos en cuarentena, sí, pero no estamos en una pausa de nuestro cuerpo y vitalidad. Lo que te hacía mal antes de la cuarentena te hace mal ahora también, si había hábitos que no tenías porque no te resultaban saludables, no los incluyas ahora porque día a día serás más permisivx sobre ellos y no son un favor que te hacés, ni un confort que te das. El verdadero y único confort es tu salud y tu comodidad con tu cuerpo, así que no te engañes. Seguí cuidando tus ritmos de alimentación, actividad, tus hobbies. No estás en una pausa de vida. Seguí sintiéndote.

 

  1. Estamos aisladxs pero estamos juntxs.

Meditando, con los ojos cerrados, nuestro espíritu está expandido y ampliamente conectado a Todo. Ahí sentadxs, en la intimidad más introspectiva, podemos a la vez estar conectadxs a la fuente más infinita de vida. Nuestros niveles de conexión trascienden el plano físico.

Cerrá los ojos. Traé a tu mente todas las personas que amás y con las cuales querés conectar ahora. Visualizalxs. Estamos todxs atravesando la misma circunstancia y eso nos hace sentir acompañadxs. Sentite profundamente conectadx a ellos, trascendiendo la distancia. Abrazá ese plano profundo de tu existencia, sentí esta profunda unión ¡y disfrutala!

Poné el foco en vos y abrite a lo bueno que este presente tiene para brindarte, manteniéndote atentx a tus sentimientos y tu cuerpo, relajado y flexible. Elegí lo que te hace bien, amá y sentite amadx.

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Me hace feliz que estemos conectdxs. Nos vemos este jueves en el IG de Lulea.  ¡Gracias Lulea! ¡Y gracias a vos por leer!

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Sobre Cee:

Nací en Buenos Aires. Desde los 9 años me formé en artes teatrales, música y escritura, y desde la danza conocí el Yoga. A los 19 años me inicié en la filosofía budista que practico hasta ahora. A los 24 años conocí Biodanza e inicié 4 años de práctica y luego de estudio en la escuela de Facilitadores de Biodanza en Dique Luján. Este sistema me enseñó muchísimo. Ese año también, me hice vegetariana.

Hice mi diplomatura en Yoga Integral y fui complementando con otras formaciones, la técnica según la que hoy brindo mis clases.

Llevo 7 años dando clase y amo profundamente la práctica de enseñar. Cuido mi práctica personal también con mucha constancia, es la manera en la que me siento en armonía.

En 2016 me fui sola de viaje a Europa en una exploración personal y profesional. Cuando volví, después de un año y medio, sentí el profundo deseo de quedarme y construir junto a mi equipo, en la red de compañerxs, amigxs, y profesionales que me inspiran, de quienes aprendo, junto a quienes creamos y crecemos.

Me siento feliz de ser parte de una comunidad que tiene tanto amor, compromiso y dedicación por la práctica, por el bienestar y la colaboración humana. Estoy profundamente agradecida a la Vida por lo que me brinda.

 

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Publicado por Cecilia Incola

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