Publicado el 07/02/2021

En contacto con nuestra corporeidad

En este artículo, la profe de Yoga y bailarina, Jesica Josiowicz te invita a adentrarnos con el libro “Embodyment in Psychoyherapy” de Ada Kritikos, del cual toma el interesante término en inglés “EMBODYMENT” traducido al español como “encarnación” o mejor dicho “corporeidad”.

El cuerpo como identidad

Pensemos por un momento en el sentido de la acción de corporeizarnos. Quizás a vos también te pareció que comienza incipientemente con nuestros rasgos, o características peculiares de nuestro cuerpo. Que tiene que ver con nuestra morfología, pero principalmente con la distancia o el posicionamiento personal con los demás modelos impuestos por nuestra sociedad. Es entonces la identidad la construcción de nuestro Ser en procesos sensoriales fundamentales. Quiénes además incluyen la visión, el tacto, y las señales de los órganos internos y de los músculos y fascias del cuerpo.

Mediante la integración de estas señales, obtenemos un acercamiento a una “verdad material” sobre nosotros mismos. Sobre nuestro propio cuerpo y nuestras emociones, siendo la llave para hacernos responsables de ciertas acciones y consecuencias. Mediante nuestro cuerpo, desde muy pequeños comprendemos nuestro entorno físico, damos cuenta de lo que nos gusta y lo que queremos. Incluso somos capaces de evitar las cosas que no queremos comunicar corporalmente.

De manera similar, usamos nuestro cuerpo para conectarnos con el entorno social. Se torna una danza sincronizada y afinada de proximidad y distancia con aquello que sentimos afinidad. Las cuestiones que permiten habitar nuestro cuerpo pueden ser conscientes, o inconscientes. Esto se complejiza aún más cuando internalizamos señales “a demanda”, ​​mentón hacia arriba, espalda recta, sonreír y así tratar de lucir confiado y despreocupado cuando te topas con alguien.

Sería interesante buscar el modo que las prácticas de movimiento, como el Yoga, facilite cada vez más a trabajar con la conciencia encarnada como una realidad hiper-cambiante y dinámica, en donde podamos abismarnos en nosotros mismos. Son materiales que de algún modo pueden facilitar sentirse mejor con uno mismo, incluso ofreciendo la posibilidad de encontrar el camino para ver qué hacer con ellas.

De las vísceras del cuerpo, al yo de la persona

Trasportamos nuestros órganos sensoriales dentro de diversos entornos físicos y sociales. Todos los días nos servimos desde nuestro cuerpo para procesar el entorno, interactuar con él, cambiarlo y recordarlo. Así se convierte en nuestra experiencia y memoria de nosotros mismos. Lo que a menudo los psicólogos experimentales y los médicos dan por sentado, muchas veces es cuán importante son nuestros múltiples sistemas sensoriales que impulsan la percepción y, por lo tanto, la cognición y el comportamiento.

Un aspecto importante en la construcción de “embodyment“, son nuestras interacciones sociales. Cuando realizamos movimientos, principalmente actuamos dentro del espacio que nos rodea inmediatamente y que está al alcance de la mano. Este espacio personal se privilegia de muchas maneras. La atención se intensifica dentro de esta área, por lo que la información sensorial se procesa e integra más rápido dentro de él, que fuera de él. Pero también es un límite dinámico y fluido.

Es literalmente lo que se interpone o crea cercanía entre nosotros. El espacio se contrae y se expande según nuestro estado de ánimo, y el estado de ánimo que percibimos que tiene la otra persona. 

Lo que nuestro cuerpo dice

Cuando por ejemplo el afecto es negativo, podemos inconscientemente llegar a construir muros a nuestro alrededor. Esos muros pueden derrumbarse cuando nos sentimos más positivos hacia la persona con la que estamos interactuando. Agarramos una silla y la acercamos a nuestro amigo, inclinando nuestro cuerpo hacia adelante, para que podamos tener una buena charla. Si nos sorprenden diciendo algo desagradable, podemos empujar nuestro cuerpo hacia atrás y deslizar la silla hacia atrás, mientras estamos en eso.

En ningún lugar es este concepto más visible que en los espacios públicos (cafés, plazas, transporte público) donde las personas se sienten incómodas y muestran increíbles niveles de estrés. Un ejemplo es cuando vemos muchas personas viajando o compartiendo un mismo espacio, la aceptación que tenemos por ser compulsivos con por ejemplo el uso de aparatos móviles.

Sería importante reconocer como se manifiesta en cada persona estos procesos. Las funciones perceptivas de nuestros órganos sensoriales están relacionadas con las capacidades de movimiento del sistema motor. El cuerpo y sus emociones  nos involucran conscientemente para obtener nuevos conocimientos. Es decir, las emociones emergen, las experimentamos y exploramos en la vida así como en el yoga, entre muchas otras técnicas corporales, en donde se ofrecen valiosas herramientas mediante técnicas de enraizamiento, respiración, expresión y vuelta a la conciencia.

Para terminar este artículo quiero recomendarles que vean el documental en Netflix HEAL. Allí se aborda la temática sobre como los pensamientos, las creencias y las emociones tienen un gran impacto en nuestra salud y en nuestra capacidad para sanarnos. Cómo el cuerpo consciente o inconscientemente participa con nuestras emociones, y lo que vivenciamos a cada edad y cómo eso nos va afectando en nuestro presente.

Les agradezco sus comentarios aquí debajo! A cuidar de nuestros pensamientos, nuestro cuerpo y nuestro espíritu.

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Publicado por Jesica Josiowicz

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