Publicado el 05/08/2021

Mes de la lactancia

En el mes de la lactancia, nuestra embajadora luleå, Catalina Rou, nos cuenta su experiencia amamantando mellizos, y habla sobre el poder sanador de la lactancia.

Maternar y Mantrear

Al ritmo de “om gam ganapataye namaha”, duermo por cuarta vez a Ángel tomando teta mientras ya dormimos tres veces a Ulises; así es cada noche. Soy mamá de mellizos de diez meses.
Maternar dos de la misma edad es mucho más complejo de lo que imaginé, maternar no es tarea fácil nunca, es ese descubrir entre bebé y mamá, con papá. Es descubrir como somos cada uno en el vínculo con el otro y formar ese engranaje entre todos; bueno… en eso andamos. Con hermanos de varias edades, que ayudan muchísimo, sin dejar de necesitar su atención lógica.

Soy mamá también de Mila que hoy tiene ya siete años, a quien amamanté hasta casi los tres años y lo disfruté mucho, pero también tuvo su complejidad. Mila siempre fue bastante flaquita lo que me hacía más duro confiar en que era suficiente. Con el tiempo y el apoyo de pediatra y familia entendí que estaba perfecta con solo teta, y esa liberación me hizo enormemente feliz.

Para complejizar las cosas resulta que tuve reducción mamaria (decisión muy mal tomada de adolescente, y tremendamente mal orientada). Hoy si se que se puede igual, y les comparto todo esto para decirles que todas tenemos nuestras luchas con la lactancia. Y me corrijo, todos, porque atrás de una mamá que amamanta muchas veces hay un papá u otra persona que alcanzó agua cien veces, que te acomodó las almohadas, que te apoyó y te dijo “hambre no tiene”.


Amamantar es una tarea colectiva, en el que es fundamental el apoyo de familia y amigos, también social.

Más allá de lo duro, es un acto de confianza como mujer, de creer en tu poder interno, y es de las cosas que más gozo en mi vida. De a ratos mientras les doy la teta, miro y me da nostalgia pensar que son mis últimos bebés y que crecen a pasos agigantados, aunque estoy convencida que me queda más de un año en este conexión absoluta, al menos con Ángel.

Lactancia sanadora


Amamantar es ese momento como algunos otros que revalorizan la magnitud del presente, y después queda en el recuerdo. Aunque en algunos otros ratos de dar la teta, con mellizos quizás más seguido aún, es como un boomerang que nunca termina. Es una vez y otra hasta que finalmente se duermen.

Encontré una técnica que me hace más amena la tarea y es cantar mantras, a veces en silencio y a veces murmurar como canción de cuna, y para magia del universo casi siempre en el número 108 se duermen.
Amamantar no es una obligación, es una opción, y para mi es importante resaltar que una mamadera con amor es tan poderosa como la teta.

También hay una parte azarosa, en la que entre bebé, mamá y circunstancias hace que todo tome su curso. Yo no lo veía como opción una mamadera, pero con mellizos, y uno de los dos necesitando leche anti reflujo, tuve que aceptar que Ulises haga lactancia mixta. Quizás si hubiese sido uno, hay opciones de sacarse, espesar la leche y algunas técnicas más, pero nunca lo sabré.

Hace cosa de pocos días, para ser precisa dos semanas me rechaza la teta, cosa que estoy trabajando, y tratando de que vuelva. Pero como me dijo mi pediatra, a quien admiro profundamente “el destete debe ser respetuoso, si él así lo prefiere… “. Aún no me di por vencida, pero quizás sea cuestión de soltar.
Para mi amamantar es tan mágico como parir, pero hay que salir de esa estructura que poco tiene que ver con el yoga, que acepta sin juzgar, ni juzgarnos a nosotros mismos, lo mágico es un bebé, sea parto o cesárea tome teta o mamadera, verlo crecer… aprender, amar, volver a disfrutar como niños aprendiendo de ellos, a través de ellos.

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Publicado por Catalina Rou

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