A lo largo de nuestra vida nos definimos ante les demás y ante nosotres mismes con etiquetas o conceptos, los cuales cambian momento a momento, según nuestro ánimo y los procesos mentales que estemos atravesando.
Este hábito mental de definirnos, de pensar quiénes somos, cómo somos, qué sabemos hacer y qué no a través de conceptos o ideas es algo que hacemos a diario.
En nuestros diálogos internos, así como ante les demás, seguramente usamos frases como: “yo, que soy caprichoso, reaccioné así…” “Es que soy un poco egoísta…” “eso me pasa porque soy terco/a” “soy sensible, entonces esto que sucedió me afecta mucho…”
De esta manera, sembramos en nuestro inconsciente valoraciones acerca de nosotres que se manifiestan posteriormente en la realidad que habitamos.
Creer que somos de una manera nos lleva a determinar nuestra forma de reaccionar ante lo que nos sucede. Por ejemplo: si me considero una persona frágil e hipersensible, cualquier conflicto o situación desagradable que me toque afrontar en la vida me va a afectar mucho, dado que me predispuse mentalmente a que así sea; en otras palabras, me configuré para que esa situación me afecte tanto como puede afectar a “alguien como yo”, es decir, alguien que se considera a sí misme “sensible”.
Esto no quiere decir que los acontecimientos dolorosos o difíciles que nos tocan vivir sean exclusivamente nuestra responsabilidad, sino que, a veces, sin ser conscientes de ello, colaboramos para que los hechos que se nos presentan se amolden a nuestra idea de cómo somos, lo cual genera una experiencia limitada y muchas veces dolorosa de la realidad.
Te pregunto: ¿Cómo pensás que sos, cómo te definís ante vos misme y ante les demás?… Seguramente crees que sos de una manera… ¿no? Ahora bien: ¿Reaccionás frente a lo que sucede como reaccionaría ese “personaje” que creés que sos? ¿Te das lugar a interpretar la realidad de una manera distinta a la de ese “personaje”? ¿Alguna vez reconociste en vos cualidades que no pensabas que tenías?
Integrarnos a través de la práctica
Al definirnos nos negamos la posibilidad de integrar aspectos de nuestra personalidad que tenemos en nosotres y todavía no reconocemos. Aspectos que “vemos” en otres pero no identificamos como nuestros y que, por eso mismo, nos producen atracción o rechazo.
¿Te pusiste a pensar por qué muchas veces te atraen o repelen personas con características distintas a las que vos crees que tenés? ¿Será que la vida te está mostrando que tenés que integrar esas cualidades que ves en les otres en tu propia vida?
Desmontar las definiciones acerca de nosotres exige estar conscientes a cada momento de lo que hacemos, decimos, pensamos. Para eso es fundamental calmar las agitaciones de la mente, su constante movimiento hacia el pasado y al futuro, su manía de caracterizar y definir. Para lograr esa quietud mental, la práctica de yoga y meditación resulta una herramienta muy valiosa ya que nos ayuda a tener menos presente en nuestro pensamiento definiciones acerca de nosotres mismes.
Al no darle lugar a estos pensamientos, tenemos espacio en nuestra mente y nuestro corazón para habitar la profundidad sutil de cada instante, de cada experiencia que nos toca vivir.
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