La profe de Yoga, Marianela Ribolzi, nos explica qué representa cada postura de yoga. Hoy: Ardha matsyendrasana.
Postura de medio pez
La mitología védica cuenta la historia que cuando Shiva enseñaba a la diosa Parvati, su esposa, los secretos del Yoga, un pez escuchó atentamente todo lo que le decía y consiguió alcanzar el mismo conocimiento. Cuando emergió del océano, el pez se transformó en hombre, y compartió los conocimientos con el resto de humanos. Este pez fue llamado Matsyendra, el Señor de los Peces, convirtiéndose en el primer Rishi de la historia.
Ardha Matsyendrasana, la postura del medio pez, es una asana de torsión espinal que rejuvenece y revitaliza la columna vertebral. Irriga la columna, y tonifica y fortalece los pequeños músculos que la rodean. Las asanas de torsión son en sí restaurativas, pueden ayudar a relajar luego una asana intensa o vigorizante, o bien puede revitalizarnos tras una serie de asanas relajantes.
Esta postura nos invita a mirar hacia el interior. Reconocer esa parte prácticamente desconocida de nuestro ser. Cuando la mirada se proyecta hacia atrás, las raíces simbolizadas a través de los isquiones presionando hacia la tierra, nos regala esa posibilidad de entrega y aceptación. Mirar hacia atrás, propio de la torsión es integrarnos plenamente y poder contemplar a nuestra esencia, tanto de luz como de oscuridad. Es decir, la aceptación completa que nos conduce a ese estado de plenitud.
Me gusta pensar en esta postura a la hora de profundizarla como una oportunidad a liberarnos, saltar a lo desconocido e integrar nuestras sombras. Como señala Patanjali en los Yoga Sutras, Alabdhabhúmikatva, uno de los obstáculos o kleshas para alcanzar la realización del ser.
La aceptación es el camino clave en nuestra practica sincera.
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