Publicado el 20/09/2020

Yoga: Estás listo para un cambio profundo?

La profe de Yoga, Martina García, comparte un texto en donde, a través de su experiencia, indaga hasta que punto nos transforma la práctica de Yoga.

¿Cuántas veces leí o escuché recomendaciones de empezar Yoga para reducir el estrés y estirar un poco el cuerpo? Miles.

Y yo me pregunto si quien recomienda esto entiende la profundidad de la práctica, repite una recomendación porque vió que en otros ayudó o porque de verdad comprende la transformación profunda que significa el Yoga. Transformación que sucede en quien comienza a practicar pero es tan difícil de trasmitir, que simplemente propone una invitación efectiva e inofensiva para quien no se espera semejante cambio. No lo se aún.

Me sumerjo en las profundidades de mis pensamientos

Luego de un evento que sacudió todo mi mundo e intento analizar qué rol jugó el Yoga en toda la situación. 

Repaso mentalmente los momentos más tensos de todo lo que pasó como si estuviera acelerando una película que ya vi para detenerme en las escenas más importantes. 

A simple vista parece que nada. En un momento, mientras esperaba el parte médico de alguien a quien amo profundamente y con quien vivimos este evento traumático, mi hermana se ofreció a ir a mi casa en busca de abrigo. Estábamos todos afuera del hospital y parecía ser la noche más fría y larga del invierno. “La campera y el yoga-mala que está colgado alrededor de la estatuita de Ganesha que tengo en el living”. 

Me lo trajo y desde ese momento no lo solté. Pensé en dárselo a Martín si me dejaban pasar en algún momento. Para que lo proteja.

Imposible.

Me aferré al colgante como si fuera lo último a lo que podía aferrarme. Pasé las cuentas una y otra vez recitando el mantra de invocación de Ganesha. Visualicé a Martín y le entregué toda mi energía. Le pedí a Ganesha que por favor lo ayudara a superar esto.

Lo cambiaron de clínica y mientras esperaba los resultados de los estudios no podía pensar en nada más que en el mantra. Cuando mi pensamiento se desviaba me daba cuenta enseguida como quien se da cuenta que dejó de meditar porque empezó a prestar atención a sus pensamientos. Me sacaba una y otra vez de mis pensamientos inútiles y ponía mi mente en atención absoluta del mantra. Repetir, repetir, repetir.

Presente. Acá y ahora. Om Gam Ganapataye Namaha.

Mil veces. Me quedé dormida varias veces mientras lo repetía mentalmente. Me despertaba y lo recitaba bajito para escucharme y mantenerme despierta. ¿Cuándo termina esta noche?

Entonces el mantra. El mantra? Una práctica de ocho años para rezar un mantra en lo que parece ser la situación más fuerte que me tocó vivir.

No. Enseguida mi lado más crítico sale a tomar el control.

No.

Esa es la primera impresión. Ese es el Yoga para el estrés.

No. ¿Qué me dio la entereza durante todo lo que pasó? ¿Qué me dio la habilidad de no desesperar, llorar e inmovilizarme frente al miedo y el dolor que produce un evento traumático?. De mantenerme calma con pensamientos claros y dejar de lado todo el parloteo mental para centrarme únicamente en el presente y accionar guiada por un instinto de supervivencia mía y de quien me acompañaba?. ¿Qué me permitió ponerme en conexión directa con lo que sucedía y responder acorde tratando de mantener siempre la calma, de correr mi desesperación y angustia y priorizar la calma de quien me acompañaba porque sentía que la necesitaba más que yo?. ¿Qué me permitió decidir después que necesitaba frenar todo y delegar hasta las respuestas de mis mensajes porque no tenía forma de hacer foco en eso? De buscar ayuda y refugio inmediatamente y no atravesar la tormenta sola? El Yoga. 

El Yoga es transformación

El yoga me dio una agudeza mental, una conexión profunda con el presente y un poder de visualización y concentración descomunal. Algo que jamás hubiera percibido si no hubiese tenido que atravesar una prueba como esta.

El yoga me permitió estar en conexión directa conmigo misma y entender perfectamente qué hacer y que necesité en cada momento. Seguí y confié plenamente en mi intuición. Me escuché y accioné acorde. No se si me escuché o simplemente escuché y me dejé guiar por algo más. Eso ya se me escapa. Quizás es lo mismo. Entendí cuando tenía que seguir y cuando tenía que frenar y dar espacio a otras personas. Algo que el ego jamás me hubiese dejado hacer en otro momento.

Pero cómo le explico todo esto a alguien que no sabe lo que es el Yoga pero realmente creo que le va a hacer bien? Quizás esto es un descubrimiento mío. Y quizás la magia de la práctica es que cada uno va descubriendo su camino y aprendiendo lo que vino a aprender, y la práctica del Yoga es, como muchas otras cosas un medio específicamente diseñado para eso. Para descubrir cada vez más una versión más profunda y real. Empezar a ver la vida desde otra perspectiva. Para ayudarnos a vivirla mejor. 

Pero ¿Quién tiene ganas de sumergirse en un camino que no tiene vuelta atrás y te exige enfrentarte a lo que no querés ver para aceptarlo y aprender de eso y tenerlo como herramienta para los momentos más duros de tu vida?

Mejor ni pensar en los momentos duros que pueden llegar a venir. Mejor simplemente hacer yoga para relajar, bajar el estrés y estirar un poco el cuerpo.

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Publicado por Martina García

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