La profe de ashtanga, Sol de Fazio, propone una analogía entre el Yoga y el arte a través de la práctica de soltar los condicionamientos.
El yoga también es un arte. Y en el arte, también podemos encontrar el Yoga.
Cuándo estudiaba teatro se escuchaba mucho esto para actuar de forma orgánica, sin que pareciera realmente una actuación. Sino un momento que simplemente sucede y le cuenta al espectador una historia.
Me decían: “buscá lo que te pasa en ese instante, hay una historia detrás, a ese personaje le pasan cosas, pero no las muestres, no las recuerdes del todo, simplemente sentí qué le pasa a ese ser en el momento en que esta en el escenario y fluí con esas emociones que salgan”.
Algo parecido deberían buscar las personas que se dedican a distintas ramas artísticas.
Podemos estudiar muchísimo, saber demasiada teoría o un texto a la perfección, pero nada va a ser más real como lo qué pasa cuándo soltamos todo y vivimos presentes lo que estamos haciendo.
Suena a ese estado de “no mente” que propone la filosofía del Yoga. ¿No?
No se trata de no pensar ni de dejar “la mente en blanco“, sino de soltar condicionamientos y cosas que nos dice nuestra mente que no nos permiten SER en nuestra máxima expresión.
Cuando practicamos también podemos hacemos arte, improvisar en esa práctica. Cuando logramos estar presentes, la consciencia aflora en su máxima expresión, nos movemos libres, fluimos, no nos juzgamos. Solo somos.
La próxima vez que hagas tu práctica de Yoga, imagínate cómo si fueses ese espectador que ve la obra de teatro.
No te juzgues, no esperes nada. Sonreíte.
Simplemente intenta sentir que es lo que te ocurre a cada instante, como si estuvieses improvisando escenas que suceden aquí y ahora desde tu mismo ser.
Estar es transitorio.
Ser es infinito
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